SOLO PARA PAREJAS

sábado, 28 de enero de 2012

El Equilibrio entre la Cantidad y la Calidad

Por: Msc. David Jaramillo Burgos
Varias veces he oído a pastores diciendo frases como las siguientes: “Dios no pide números sino calidad”. O, “somos pocos pero somos buenos”; y a otros, exhortando a sus miembros para llegar a ser una mega iglesia bajo una constante presión y supervisión mediante estadísticas. Frente a esta realidad me surge una pregunta: ¿Cuál es el correcto equilibrio entre cantidad y calidad?
Para responder a este cuestionamiento permítanme reflexionar en torno al ministerio del apóstol Pablo quien escribía a los Corintios: “… y además de todo esto, diariamente está sobre mi la ansiedad por la iglesia. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?” (2 Co 11.28-29). En estas palabras vemos a un líder que siente un sincero interés por su gente, por aquellos a quienes él ha llevado al conocimiento de la verdad. Para el apóstol no eran simplemente números, sino personas con las cuales él creaba un vínculo relacional que le hacía estar sinceramente interesado en sus necesidades y luchas. Este interés del apóstol le llevó incluso a decir que sufría “dolores de parto” hasta que Cristo fuera formado en ellos (Gá. 4:19). Animándoles, además, a llegar “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef. 4: 13).
No obstante, este interés en las personas, el apóstol Pablo tenía una pasión profunda: “llenarlo todo con el evangelio de Cristo” (Ro. 15:19. El soñaba con que todos los habitantes del imperio tuviesen un encuentro con Jesucristo pues se sentía deudor a todos ellos (Ro. 1:14); por eso predicaba en las casas, en las sinagogas y hasta en el Areópago de Atenas.
Este ejemplo del apóstol Pablo se constituye en un modelo para el pastor de la iglesia celular de hoy: Un líder que sienta verdadero interés por la vida emocional y espiritual de su gente; pero al mismo tiempo, una pasión por llenar toda la tierra de la gloria de Dios hasta que algún día multitudes de toda lengua y nación adoren al Cordero de Dios.
Un pastor con este equilibrio en su vida ministerial es un líder que entiende que los programas son un medio para un fin mucho más importante: la formación de Cristo en la vida de cada uno de los miembros a través del contacto con la gente, y desde allí, alcanzar a las multitudes.
Estimado pastor, enfócate en la gente más allá de las estadísticas. La gente que Dios ama debe ser tu pasión, luego ellos imitarán tu pasión y seguirán la visión. Es por ellos y a través de ellos que alcanzarás una iglesia celular equilibrada que dará gloria a Dios.

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